sábado, 13 de septiembre de 2008

(tik)




(tik)


Había sido invitado a una asamblea de los indios tzeltales, en el pueblo de Bachajón y no entendía nada. Él no conocía la lengua y la discusión, muy animada, le sonaba como lluvia loca.


GREGORIO: - Somos cinco amigos; cierta vez salimos uno detrás del otro de una casa; primero vino uno y se puso junto a la entrada; luego vino, o mejor dicho, se deslizó tan ligeramente como se desliza una bolita de mercurio, el segundo, y se puso no lejos del primero; luego el tercero, luego el cuarto, luego el quinto. Finalmente, todos estábamos de pie, en una línea. La gente se fijó en nosotros (tik) y saludándonos decía: los cinco acaban de salir de esa casa. Desde entonces vivimos juntos, y tendríamos una vida pacífica si un sexto no viniera siempre a entrometerse. No nos hace nada, pero nos molesta, lo que ya es bastante; ¿por qué se introduce por fuerza allí donde no se le quiere? No lo conocemos y no queremos aceptarlo con nosotros. Nosotros (tik) cinco, la verdad, tampoco nos conocíamos antes y, si se quiere, tampoco nos conocemos ahora, pero lo que es posible y admitido entre nosotros (tik) cinco es imposible e inadmisible en ese sexto. Además, somos cinco y no queremos ser seis. Por otra parte, qué sentido puede tener esta convivencia permanente, si entre nosotros (tik) cinco tampoco tiene sentido, pero nosotros (tik) ya estamos juntos y seguimos estándolo, pero no queremos una nueva unión, precisamente en razón de nuestras experiencias. Pero ¿cómo enseñar todo esto al sexto, puesto que largas explicaciones implicarían una aceptación en nuestro círculo? Es preferible no explicar nada y no aceptarlo. Por mucho que frunza los labios, lo alejamos empujándolo con el codo; pero por más que lo hagamos, vuelve siempre otra vez.


KATÉ: - Toda la semana anduve pisándole los talones y tratando de entrar en relaciones. Yo debía llevar todo el peso de la conversación, porque él estaba avergonzado. Pero no me importó. Parecía satisfecho de tenerme a su alrededor, y usé bastante el tan sociable “nosotros” (tik), porque parecía que lo halagaba sentirse incluido.


ZETA: - Nuestro nosotros (tik) no es un plural de unos singulares; es directamente plural, empieza plural.


UNO DE LOS TRES: - De tantos hombres que soy, que somos, no puedo encontrar a ninguno: se me pierden bajo la ropa, se fueron a otra ciudad.


KATÉ: - Nublado hoy, ventoso en el este; creo que se nos viene la lluvia… ¿Nos? ¿De dónde saqué esa palabra? Ahora me acuerdo, la nueva criatura la usa.


UNO DE LOS TRES: - Voy a ver si a las otras gentes les pasa lo que a mí me pasa.


RAMONA: - Somos palabra, nosotros (tik). No los labios que nos hablan. Somos paso, nosotros (tik). No el pie que nos anda. Somos latido, nosotros (tik). No el corazón que lo pulsa. Somos puente, nosotros (tik). No los suelos que se unen. Somos camino, nosotros (tik). No el punto de llegada ni de partida. Somos lugar, nosotros (tik). No quien lo ocupa. No existimos nosotros (tik). Sólo somos. Siete veces somos. Nosotros (tik) siete veces. Nosotros (tik), el espejo repetido.


MONTE: - Los espejos están llenos de gente. Los invisibles nos ven. Los olvidados nos recuerdan. Cuando nos vemos, los vemos. Cuando nos vamos, ¿se van?


ZETA: - Yo se queda sin espejo. Aquí adviene nosotros (tik).


UNO DE LOS TRES: - Y así yo no sé quién soy, no sé cuántos soy o seremos.


RAMONA: - Reúna los silencios necesarios. Fórjelos con sol y mar y lluvia y polvo y noche. Con paciencia vaya afilando uno de sus extremos. Elija un traje marrón y un pañuelo rojo. Espere el amanecer y, con la lluvia por irse, marche a la gran ciudad. Al verlo, los tiranos huirán aterrorizados, atropellándose unos a otros. Pero... ¡no se detenga!... la lucha apenas se inicia.


ZETA: - Cada uno de nosotros (tik) ahora existe. Pero cada uno no es yo.


GREGORIO: - Por fortuna, la incoherencia del mundo parece ser de índole solamente cuantitativa.


RAMONA: - Reúna hombres y mujeres, hábleles despacio y con cariño, ellos empezarán a andar por sí solos. Contemple con amor el mar.


ZETA: - El nosotros (tik) del pensamiento aparece en ese encuentro de miradas y voces.


tik tik tik tik tik tik tik tik tik tik tik tik tik tik tik tik tik tik


ZETA: - Si algo ha cambiado, eso es nosotros (tik)


Tik, la palabra que brilla en el centro de los decires y los vivires de estas comunidades mayas, significa nosotros (tik).







Aclaraciones:

-Todas las citas son textuales.

-La no utilización de conectores es una decisión impuesta por el texto mismo en el proceso de producción.

Personajes:

-GREGORIO es Franz Kafka en “Comunidad” y “Aforismos”

-KATE es Mark Twain en “Diario de Adán y Eva”

-ZETA es Ignacio Lewkowicz en “La existencia de Nosotros” Pensar sin Estado

-UNO DE LOS TRES es Pablo Neruda en “Muchos somos”

-MONTE es Eduardo Galeano en “Espejos”

-RAMONA es “Instrucciones para cambiar el mundo” (Fragmentos de Textos Zapatistas) y “Comunicado del comité clandestino revolucionario indígena- comandancia general del EZLN. México, primero de enero del año 2001. Séptimo aniversario del alzamiento zapatista”. (Comandante David)

-Quien habla al principio y final del texto es Eduardo Galeano en “Tik”

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Tercer(o) entorno

O del amor en tiempos de Tercer Entorno



Jorge Drexler "La infidelidad en la era de la informática"

lunes, 8 de septiembre de 2008

Encuentros


Quise regalar. Busqué en la biblioteca y encontré. Googlee, copypastye, comenté y regalé.
A los pocos minutos, fui yo el encontrado por este texto:

"Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo habl
o" Alejandra Pizarnik



domingo, 7 de septiembre de 2008

Diez razones

¿Estarán profundamente ligados los blogs a los procesos de escritura, al menos etendidos en estos términos?

Diez razones para escribir

Corriere della sera 1969

No siendo escribir una actividad normativa ni científica, no pue
do decir por qué ni para qué se escribe. Solamente puedo enumerar las razones por las cuales creo que escribo:

1) por una necesidad de placer que, como es sabido, guarda relación con el encanto erótico;

2) porque la escritura descentra el habla, el individuo, la persona, realiza un trabajo cuyo origen es indiscernible;

3) para poner en práctica un «don», satisfacer una actividad distintiva, producir una diferencia;

4) para ser reconocido, gratificado, amado, discutido, confirmado;

5) para cumplir cometidos ideológicos o contra-ideológicos;

6) para obedecer las órdenes terminantes de una tipología secreta, de una distribución combatiente, de una evaluación permanente;

7) para satisfacer amigos e irritar a enemigos;

8) para contribuir a agrietar el sistema simbólico de nuestra sociedad;

9) para producir sentidos nuevos, es decir, fuerzas nuevas, apoderarse de las cosas de una manera nueva, socavar y cambiar la subyugación de los sentidos;

10) finalmente, y tal como resulta de la multiplicidad y la con­tradicción deliberadas de estas razones, para desbaratar la idea, el ídolo, el fetiche de la Determinación Única, de la Causa (causalidad y «causa noble»), y acreditar así el valor superior de una actividad plu­ralista, sin causalidad, finalidad ni generalidad, como lo es el texto mismo.

Roland Barthes, “Diez razones para escribir”, en Variaciones sobre la escritura, Paidós, 2003.

30 minutos

No es la primera vez que se empieza a escribir este primer post y quizás tampoco sea la última. La sensación es como quien se va de su casa por primera vez. Dejar un lugar de contención (aquel valle), y sambullirse y dejarse palpar por el embate de lo nuevo. Sosteniendo incertidumbres, ansiedades, preguntas y afirmaciones.
Escribir un blog, supongo, no es tarea fácil. Lleva de mucho tiempo y dedicación. Y en tiempos de blogs, el tiempo escasea. Es por esto, que he decidido plantearme ciertas reglas, a modo de juego, o no. Cada post que aparezca en este blog será escrito en no más de 30 minutos. Entonces pienso, y me seduce la idea, de hacer un blog escrito en 30 minutos. Cada post llevará ese tiempo de trabajo.
Ahora bien, ¿qué será lo que contenga este blog? Aún no lo se. La ciudad y el tiempo dirán.
Y como me sobran unos minutos dejo una cita de Girondo:

"¡Impongámosnos ciertas normas para volver a experimentar la complacencia ingenua de violarlas! La rehabilitación de la infidelidad reclama de nosotros un candor semejante. ¡Ruboricemosnos de no poder ruborizarnos y reinventemos las prohibiciones que nos convengan, antes de que la libertad alcance a esclavizarnos completamente!"